Raza
Raza Maldita
Película de Noelia Lacayo
Aflójame las costillas en esta noche , vaivén de tierra y lodo acércate hacia el bloque decorado mirada y rayo gris que sale de mi tele vieja.
Gris los ojos de los perros las cosas ya no tienen color brillito por ahí brillito por allá semi, semi semi penumbra cabeza de loro viejo q se asoma ayúdame a levantarme que el pellejo se quedo prensado en la silla.
Mírame la frente mírate la tuya cárgame delgado estrujo de huesos dormí de lado abuela , que hoy no ladran los perros tornéame la piel bolillos de silla vieja y pelada.
Estamos tensos hoy sepárame el techo de las paredes , deja que entre un poco de luz que ella llene mi brazo largo.
Te como el cuerpo amiga amiga de al lado llame de nuevo, no escucho tus dientes morder la lengua del otro, trapito azula redondo sobre tu pelo ,cállate mové tus rodillas sobre mi, aplástame o déjame inerte.
Deja de echarme mas humo que no respondo, miremos como se pela eso que esta allá , míralo como se le viene la piel al suelo, veni cubrirme de rastros 2:15pm llévame a la casa tráeme una ramita casi oscura la calma es necesaria después de partirme tanto , inquieta háblame de hoy ;
3:00 no me lleven por ningún lado que no puedo, llévame al caminito de lodo que quiero jugar mamita , mamita llévame del brazo que no me acuerdo si es de tierra por que se hunde se hunde esta flojo,
que felicidad verte lata vieja con ruedas carmín.
Película de Noelia Lacayo
Aflójame las costillas en esta noche , vaivén de tierra y lodo acércate hacia el bloque decorado mirada y rayo gris que sale de mi tele vieja.
Gris los ojos de los perros las cosas ya no tienen color brillito por ahí brillito por allá semi, semi semi penumbra cabeza de loro viejo q se asoma ayúdame a levantarme que el pellejo se quedo prensado en la silla.
Mírame la frente mírate la tuya cárgame delgado estrujo de huesos dormí de lado abuela , que hoy no ladran los perros tornéame la piel bolillos de silla vieja y pelada.
Estamos tensos hoy sepárame el techo de las paredes , deja que entre un poco de luz que ella llene mi brazo largo.
Te como el cuerpo amiga amiga de al lado llame de nuevo, no escucho tus dientes morder la lengua del otro, trapito azula redondo sobre tu pelo ,cállate mové tus rodillas sobre mi, aplástame o déjame inerte.
Deja de echarme mas humo que no respondo, miremos como se pela eso que esta allá , míralo como se le viene la piel al suelo, veni cubrirme de rastros 2:15pm llévame a la casa tráeme una ramita casi oscura la calma es necesaria después de partirme tanto , inquieta háblame de hoy ;
3:00 no me lleven por ningún lado que no puedo, llévame al caminito de lodo que quiero jugar mamita , mamita llévame del brazo que no me acuerdo si es de tierra por que se hunde se hunde esta flojo,
que felicidad verte lata vieja con ruedas carmín.
Las bestias que sueño
Desde hace tiempo, sueño con mataderos, oscuros, fríos, húmedos, que huelen a sangre y a mierda
donde escucho gruñidos de toda clase de seres enloquecidos por el dolor.
En uno de los sueños pasa una luz, una luz que surge de la misma oscuridad.
Su rastro va iluminando parcialmente a las bestias, ciertos pedazos de bestias
revoloteando entre una figura y otra en una cadencia ociosa e indiferente y así
en esa luz tiritante,
débil y pasajera
veo los pelajes, las pieles, los pelos los músculos y las pezuñas,
y hay
ciertas bestias
que no puedo identificar
que no se parecen a ningún animal dado
y que quizás no existen aún para la zoología.
Y me reconocí en ellas, me vi en, dentro, parte de las bestias (aún) sin nombre
destinadas al matadero
o a cierta colección privada en algún museo de la crueldad.
Vomité.
(Así supe que tenía yo también boca,
la existencia de mis manos y pies nunca fue clara, tampoco el resto de mi cuerpo).
Entonces escuché un eco,
y después del eco unos los pasos pasos inconfundiblemente humanos
que provenían de una distancia lejana e incierta
pasos del que debía ser nuestro verdugo pasos que se acercaba hacia nosotras nosotras las bestias
y la pequeña luz que flotaba en ese momento se pegó a las paredes de piedra
y subió hacia el techo
de aquel galerón enorme
de paredes descomunales iluminando la sangre encostrada en los lugares más insospechados.
Busqué un escondite,
entre los cuerpos,
y descubrí los ojos de un caballo
un caballo que era solo un caballo
y en sus ojos de testigo,
de testigo que está desde hace mucho tiempo desde el tiempo antes del tiempo,
en sus ojos
vi toda la tristeza del mundo.
.
Desde hace tiempo, sueño con mataderos, oscuros, fríos, húmedos, que huelen a sangre y a mierda
donde escucho gruñidos de toda clase de seres enloquecidos por el dolor.
En uno de los sueños pasa una luz, una luz que surge de la misma oscuridad.
Su rastro va iluminando parcialmente a las bestias, ciertos pedazos de bestias
revoloteando entre una figura y otra en una cadencia ociosa e indiferente y así
en esa luz tiritante,
débil y pasajera
veo los pelajes, las pieles, los pelos los músculos y las pezuñas,
y hay
ciertas bestias
que no puedo identificar
que no se parecen a ningún animal dado
y que quizás no existen aún para la zoología.
Y me reconocí en ellas, me vi en, dentro, parte de las bestias (aún) sin nombre
destinadas al matadero
o a cierta colección privada en algún museo de la crueldad.
Vomité.
(Así supe que tenía yo también boca,
la existencia de mis manos y pies nunca fue clara, tampoco el resto de mi cuerpo).
Entonces escuché un eco,
y después del eco unos los pasos pasos inconfundiblemente humanos
que provenían de una distancia lejana e incierta
pasos del que debía ser nuestro verdugo pasos que se acercaba hacia nosotras nosotras las bestias
y la pequeña luz que flotaba en ese momento se pegó a las paredes de piedra
y subió hacia el techo
de aquel galerón enorme
de paredes descomunales iluminando la sangre encostrada en los lugares más insospechados.
Busqué un escondite,
entre los cuerpos,
y descubrí los ojos de un caballo
un caballo que era solo un caballo
y en sus ojos de testigo,
de testigo que está desde hace mucho tiempo desde el tiempo antes del tiempo,
en sus ojos
vi toda la tristeza del mundo.
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